Efrain Marrero, 19, esteroides
Last Updated: Wednesday December 1, 2021
Historia presentada por sus padres, Frank y Brenda Marrero
Encontramos a nuestro hijo mayor, Efrain, en nuestra recámara, muerto de un tiro que él mismo se había pegado la cabeza. A los 19 años se había convertido en un joven refinado, respetable y cariñoso. Claro, tuvo su buena ración de tropiezos juveniles en el camino, pero respondió bien a nuestras orientaciones. Tenía el más profundo respeto por sus padres y era muy amable de corazón. Adoraba a su hermanito Ethyn y a su hermana menor, Erika. Creció en un hogar sólidamente cristiano y había aceptado su fe. Era un joven muy trabajador que asistía al colegio comunitario, estudiaba mucho y tenía un plan de vida, una dirección.
Se estaba preparando para jugar al fútbol en el colegio comunitario al que asistía, pero no quería jugar en su posición normal de guardalínea. Quería la posición más prestigiosa de apoyador. Empezó a tomar esteroides con la impresión de que lo harían ser más grande, más fuerte, más rápido, lo que le valdría el título y el reconocimiento que tanto deseaba. Sin conocer los graves efectos secundarios de los esteroides, empezó a sufrir de paranoia grave y depresión profunda, pero hizo lo correcto y se dirigió a nosotros en busca de ayuda.
Aproximadamente tres semanas antes de su muerte, Efrain nos dijo que estaba tomando esteroides y que tenía miedo de que algo andaba terriblemente mal. Nos dijo que en una de sus clases sentía que la gente lo miraba y se reía. Y también dijo: “Papá, ya no me importan muchas cosas.” Antes de esa conversación, jamás nos había pasado por la cabeza que nuestro hijo estuviera tomando esteroides.
Cuando nos lo reveló hicimos lo que cualquier padre responsable y amoroso habría hecho: le dijimos que estaba mal que tomara esteroides y que necesitaba dejarlos. Y así lo hizo. Entonces consultamos a nuestro médico familiar, quien nos aseguró que las sustancias las eliminaría pronto y que no se requerían más medidas. Lejos estábamos de pensar que aconsejarle dejar de tomar esteroides “de golpe” era mala idea, y que el médico erró al no brindarnos un curso de acción apropiado. Tres semanas después, Efrain se mató y en las mentes de familiares y amigos no quedó duda de que la profunda depresión asociada con el consumo de esteroides y la súbita abstinencia causaron la muerte de nuestro magnífico hijo.