Relatado por sus padres: “Cuando nuestro hijo David tenía 13 y 14 años, descubrimos que había probado el alcohol y fumado mariguana. Reiteramos nuestra regla de que el alcohol y las drogas eran inaceptables e impusimos lo que pensamos eran consecuencias apropiadas. Nosotros vivimos nuestros años de adolescencia y de jóvenes adultos a fines de la década de 1960 y en la de 1970, y como padres creíamos que reconoceríamos los signos de consumo grave de drogas, y pensamos que las acciones de David eran solo la fase de experimentación por la que pasan tantos chicos.